martes, 18 de diciembre de 2012

Riesgo muerto

Hay personas que con el paso del tiempo, regresan a tu vida, o hacen el intento de llenarla como antes, no siendo posible tan acción, cuando su hueco para él, ya desapareció hace tiempo. Como un ex, que a los años intenta volver diciéndote que aún te quería.
Cuánto tiempo, pasamos pensando en personas, que no saben que pensamos en ellas.
Cómo se sentirían esas personas, si supieran todo lo que pensamos en ellas y sobre lo qué pensamos, abarcando un abanico tan grande desde recordar un momento con alguien que hayamos vivido, acordarnos de felicitar al día siguiente algún cumpleaños, o desear tener sexo con alguien que apenas conocemos, pero que lo vemos a menudo, hasta ansias de querer acercarte a alguien que no sabes cómo hacerlo, pero que te remueve por dentro cuando os encontráis.
De todas las pieles desnudas que he sentido en la yema de mis dedos recuerdo la textura de las pieles, el color, las formas de los pliegues que hacía su cuerpo al acoplarse dependiendo de en qué situación estuviese. El tamaño de los pezones, y como se erigían de frío o excitación.
El color de ojos y de la mirada.
Las sonrisas a deshora, y las cosquillas a tiempo.
Recuerdo las locuras a destiempo cuando corríamos algún riesgo, que yo te incitaba a realizar.
Los parques que se nos quedaban pequeños, y la cama nos atrapaba tantas horas que nos impedía vivir el día.
Los lunares de tu espalda, los reconocía.
Los vicios prohibidos que me alentaban a tenerlo todo de ti por un instante.
El lugar donde sabía que me ibas a dar el siguiente mordisco.
Tu forma de sentarse o de hablar alcoholizado.
Tus pies, que eran tan grandes en comparación al cuerpo.
El color de tus calzoncillos que en cuanto descubría el color sabía lo poco que iban a durar.
Ya tengo miedo de llegar a la cama con alguien porque sé que no serás tú, no sabrán la música que me gusta que me pongan en el coche, las películas con chocolate que ver antes de dormir, las horas que me gusta pasar en la cama, que me dejen a mí quitar los calcetines, que me abracen cuando duermo, y que cualquier momento es bueno para el sexo.
Pero todos los relojes del cuerpo se pararon, y la piel dejó de funcionar.
Las formas de derroche se fueron contigo detrás.
Las locuras que me gustaban, los besos que robaba, o las ganas que me impulsaban a fundirte en la cama de forma constante.
No es por ganas sino por miedo, a meter un desconocido en mi cama.

2 comentarios:

  1. Noelia he leido todo tu blog y estoy completamente enamorada de tus palabras.

    Esta frase me ha llegado al alma.
    Cuánto tiempo, pasamos pensando en personas, que no saben que pensamos en ellas.


    Q sepas que soy tu fan.

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  2. Muchas gracias nena, me alegro de que alguien lea mis desvaríos y encima que le gusten.
    Todo un placer para mi :)

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