viernes, 3 de julio de 2015

Se doblegan las ansias.
La energía transmuta siempre, puede que volando a otros cuerpos.
Pero existe, se palpa.
Se activa en diferentes circunstancias y momentos.
No estamos muertos.
Me robaste el canal del amor y lo escondiste donde nunca pudiese encontrarlo.
Pero me diste alas con las que volé muy muy alto.
Con las que observé cada pájaro distinto,
cada sentimiento robado y dado,
cada lágrima, caricia o sonrisa de la que proveían todos.
Me regalaste unas nuevas gafas con la que vislumbrar más allá se hizo tan cómodo,
tan grato, tanto o más maravilloso de lo que podía imaginar.
Nunca me hicieron un regalo tan bonito, que aprender a ver la realidad con otros ojos.
Y te lo debo a ti.
Tanto que me robaste, y tanto que me diste.
Las secuelas de un mismo camino.
Sin intentar entender por qué escribo esto.
Solo era para darte las gracias.