miércoles, 6 de mayo de 2015

Tú en Madrid, yo en Budapest

Podíamos mirarnos a través de la misma luna, que es el único punto en el que nos sentimos en la misma distancia. (Al menos no tan lejos).
Aunque casi da igual, porque ya casi vuelvo locos mis pensamientos de tratar de imaginarte, y ahí si que te tengo cerca, porque estás incrustada en mi cabeza, o, por qué mentir, estás a la distancia que yo quiera que estés, así que puede que no en mí, pero rozándome. Puede que no mi cabeza, pero mis labios. Puede que no imagine tus ojos dentro de mi mente, pero si fuera, muy cerca de mí, y me mires, y entonces me besas y siento como si estuvieras aquí, y eso es algo que puedo conseguir a cualquier distancia.