sábado, 30 de agosto de 2014

No puedo andar así

No puedo seguir andando si te apareces en cada esquina que doblo, en cada escondite que utilizo para esquivarte, en el más oscuro rincón de mi memoria donde quise guardar mis recuerdos.

No puedo andar, porque de buenas a primeras, apareces.

O apareces tú, o me obligan a hablar de ti.
Si, me obligan. Yo no doy ninguna referencia o dato deliberadamente nunca, no, ya dejé de hacerlo hace tiempo.

Pero ahora, otros son los que acuden a saber de ti, a interesarse por quien fuiste y qué hiciste en mi vida.

Yo ya no sé bien quién eres, ni si alguna vez más nos cruzaremos en el camino de la vida quizás por casualidad.
Pero tengo tu recuerdo todavía en carne viva, aunque tapado en mi memoria. No quiero que se extinga, pero tampoco revivirlo cada día.
Así que mi consciencia jamás te saca al exterior, pero vale con que cualquier estímulo externo quiera sacarte, para que al instante todo se reviva.

Y es difícil, querer andar sin ti, pero que aparezcas todavía en cada esquina.