miércoles, 10 de septiembre de 2014

Alergia a la vida


Se levantaba cada día despertando de sus sueños, del sueño que querría tener como vida algún día, del sueño de no vivir esa realidad que detestaba.
Así que lo mejor del día era la noche, cuando podía imaginarse donde quería, en otro país diferente, haciendo lo que ahora no hacía.
Pero solo sonaba.

Nunca decidió embarcarse a hacerlo realidad.
Nunca hizo ninguna acción para acercarse, y sabía que solo imaginándolo no iba a llegar.
Pero estaba comida de miedos, de sonar con hogares que quizás no fueran más acogedores que en el que estaba.
Le comía el miedo al riesgo, a perder.
Siempre pensaba que todo consistía en perder. Cuando cualquier paso debía implicar logro por muy grande que fuera el hoyo en el que pudiera caer, siempre podría seguir dando pasos, y algún día llegaría a esa vida que querría realmente tener.


Pero ella prefería seguir detestando su vida y volver a desear que llegara otra vez la noche, para soñar, con ese otro lugar, de nuevo.