lunes, 24 de diciembre de 2012

Turbulencias en el mar

Soy el verbo que nunca quisiste pronunciar
las ganas que no quisiste aprovechar
el sexo que no quisiste probar.

Me acerco a tu piel pero me quema
como queman los segundos del tiempo que pasa
los soles que me hieren la vista cada mañana
la almohada que escucha mis penas cada noche.

Borrarte de mi cabeza no es una opción,
recuperarte tampoco.
Ya dejaron de permanecer las contradicciones en mi mente,
pero de una forma u otra siempre vuelves,
como la visión de un fantasma que no puedes tocar,
pero lo sientes,
como todos los gritos que deseas dar,
pero como mucho, solo hacen eco en tus sienes.

Soy los siete pecados capitales,
la bruja que quemaron viva en la hoguera,
las trampas de mi propio destino,
el corazón que no tuviste piedad de pisar,
los abrazos que no nos llegamos a dar.


Soy aquella despedida permanente que nunca quiere consumirse en un adiós,
soy el camino que quiere que lo elijas a él para caminar todos tus días,
soy el limbo en el que me dejaste entre el amor y un no sé qué sin nombre.

Las pautas que no tienen guión,
las puertas sin pestillo,
tus piernas, mi timón,
que ya no llevan a ningún sitio.

Y ahí quedamos en medio de la nada del mar,
yo, sin conseguir escapar,
tú, encontraste el camino y no volviste a regresar.
Quedándome perdida entre las olas que me arrastran hacia ningún lugar.

Poesía sin medida

Muérdome los labios
hasta sangrar si hace falta
para evitar echar las lágrimas
que aún te tengo guardadas.

No hay ni un puto día
que me vaya a la cama sin pensar en ti
Puedo olerte hasta en mis recuerdos,
me ha tocado esta vez sufrir.

Omnipresente te manifiestas,
en cada sonido musical,
cada caricia,
cada foto
cada movimiento de mi cuerpo,
lleva tu marca impresa.

Y pienso si en mi piensas,
si las horas del día se te hacen tan lentas
si el alma de igual forma te doliera
si aún el recuerdo de nosotros te hace escribir.

Mírame una vez más a los ojos,
tienen algo para ti,
les queda amor,deseo, cariño,
y todo lo que no quisiste compartir
pero te doy todo lo que te gustó de mi.

Vuelve a reabrir las heridas,
pues cerradas no están todavía,
las abren constantemente el alcohol
y las lágrimas en carne viva
que piensan con pena y dolor
por qué dejaste mi mirada tan vacía.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Vivir sin ver

Hoy voy a ver la vida sin gafas, borrosa. Toda borrosa.
Voy a levantarme sin mirar el reloj, escuchando tan solo el sonido de la alarma.
Voy a coger el primer autobús que vea sin mirar el número ni el destino que lleva, pues mis pupilas no alcanzarán a verlo, dejándome guiar a un rumbo cualquiera.
Voy a hablar con alguien y enamorarme de sus palabras, del sonido de su voz, del tono que conforman sus cuerdas vocales, de su tacto al rozarme, de la suavidad de su piel.
Nunca del físico, pues no puedo ver sus rostros, y menos a distancia, teniendo constantemente "citas a ciegas" con todo aquel con el que tengo un mínimo contacto.

Un universo donde nada es explícito, donde la realidad natural se perciba completamente a nuestros sentidos, sin gafas, sin vista.
Donde nadie es conocido, donde no existan las formas perfectas ni la nitidez, donde el color de piel sea indiferente, y la ropa sea solo una indumentaria útil para cubrirnos del frío.

Puede que echase de menos fijarme en las miradas y gestos de las personas ajenas, pero reinarán las voces, los timbres, las vocales y consonantes.

Los coches no tendrían matrícula, la tele no tendría canales perceptibles a la vista, en los supermercados no se verían los precios de los productos, los libros se escucharían mediante cascos.

Déjame ver hoy el mundo sin gafas y que nada importe, excepto las voces.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Me gustan los zapatos

Me gusta fijarme en los zapatos, es un gesto tan absurdo como fumar, sin sentido lógico, pero lo hago.
Es algo que puede identificar los pasos de cada persona, cada desprendimiento de tela es un paso mal dado, una suela gastada es un mundo entero andado; cuántas pisadas andadas, cuántos buenos y malos pasos, cuánto recorren unos zapatos..

Me gustan los zapatos por la mañana, cuando protegen mis pies descalzos al incorporarme de la cama, y salir con los de calle puestos a andar mil pasos..
Me gustan mis zapatos cuando me los pongo y sé que voy a pasar un buen rato, el momento de ponértelos es predecir lo que viene luego cuando los tienes puestos y te diriges hacia el lugar donde lo tienes todo idealizado.

Me gustan los zapatos cuando entramos en acción y los perdemos por la habitación, convirtiéndonos en esas fieras salvajes que rebelan su otro yo, causándonos reacciones eléctricas por el cuerpo, donde nos transformamos en "amor".

Me gustan los zapatos cuando me los quito mientras me desvisto para entrar en la ducha con el agua ya templada, con el calentador desprendiendo calor por la habitación, ya empañada.
Me propongo la entrada al agua, desprovista de ropas, con la mente en alerta pensando en mil cosas que me rondan la cabeza. Momento en el que soy yo, sin complejos, sin nadie, sin dudas que se marchitan a medida que el agua baja, como si cada gota que recorriese mi cuerpo hasta acabar en el suelo, fuera una idea o un recuerdo.

Me gusta cuando nos vamos a dormir, descalzos, sin zapatos,para entrar en la cama, cuando ya hemos estado todo el día corriendo, intentado seguir el ritmo de vida, que a veces, a destiempo, hace que nos coman las prisas. Volvemos al colchón con la ca(l)ma a cuestas, donde todo corre por nuestra mente en forma de reacción volcánica, donde la lava se transforma en los pensamientos que se tornan en la cabeza, destrozando y construyendo lagunas mentales nuevas, descubriendo nuestros sueños y realidades, nuestros miedos y tempestades.

Si te das cuenta, cuando más vivos nos sentimos es cuando estamos sin zapatos, por eso me gustan tanto.

martes, 18 de diciembre de 2012

Riesgo muerto

Hay personas que con el paso del tiempo, regresan a tu vida, o hacen el intento de llenarla como antes, no siendo posible tan acción, cuando su hueco para él, ya desapareció hace tiempo. Como un ex, que a los años intenta volver diciéndote que aún te quería.
Cuánto tiempo, pasamos pensando en personas, que no saben que pensamos en ellas.
Cómo se sentirían esas personas, si supieran todo lo que pensamos en ellas y sobre lo qué pensamos, abarcando un abanico tan grande desde recordar un momento con alguien que hayamos vivido, acordarnos de felicitar al día siguiente algún cumpleaños, o desear tener sexo con alguien que apenas conocemos, pero que lo vemos a menudo, hasta ansias de querer acercarte a alguien que no sabes cómo hacerlo, pero que te remueve por dentro cuando os encontráis.
De todas las pieles desnudas que he sentido en la yema de mis dedos recuerdo la textura de las pieles, el color, las formas de los pliegues que hacía su cuerpo al acoplarse dependiendo de en qué situación estuviese. El tamaño de los pezones, y como se erigían de frío o excitación.
El color de ojos y de la mirada.
Las sonrisas a deshora, y las cosquillas a tiempo.
Recuerdo las locuras a destiempo cuando corríamos algún riesgo, que yo te incitaba a realizar.
Los parques que se nos quedaban pequeños, y la cama nos atrapaba tantas horas que nos impedía vivir el día.
Los lunares de tu espalda, los reconocía.
Los vicios prohibidos que me alentaban a tenerlo todo de ti por un instante.
El lugar donde sabía que me ibas a dar el siguiente mordisco.
Tu forma de sentarse o de hablar alcoholizado.
Tus pies, que eran tan grandes en comparación al cuerpo.
El color de tus calzoncillos que en cuanto descubría el color sabía lo poco que iban a durar.
Ya tengo miedo de llegar a la cama con alguien porque sé que no serás tú, no sabrán la música que me gusta que me pongan en el coche, las películas con chocolate que ver antes de dormir, las horas que me gusta pasar en la cama, que me dejen a mí quitar los calcetines, que me abracen cuando duermo, y que cualquier momento es bueno para el sexo.
Pero todos los relojes del cuerpo se pararon, y la piel dejó de funcionar.
Las formas de derroche se fueron contigo detrás.
Las locuras que me gustaban, los besos que robaba, o las ganas que me impulsaban a fundirte en la cama de forma constante.
No es por ganas sino por miedo, a meter un desconocido en mi cama.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Formas de amar

No sé cómo aman los hombres.
Lo cierto es que tampoco sé cómo lo hacen el resto de las mujeres.
Qué sienten, qué piensan cuando aman. Tan sólo si ves algún atisbo de enamorados puedes imaginarlo,pero nunca podrás sentirlo igual que ellos.
Me pregunto por qué nosotras no tenemos esa capacidad de tener tantas pasiones esporádicas con tantas personas del sexo opuesto que nos atraigan.
Es un poco cruel que las mujeres seamos tan selectivas y nos cueste tanto encontrar a alguien aún para un desliz.
Donde ponen la barrera entre sexo y amor. Cuando empiezan a querer. Cuando empiezan a olvidar si ven que ya no es posible estar más a su lado.
De qué modo les gusta que les traten las mujeres, si alguna vez lloran en silencio por alguien, si necesitan abrazos como nosotras, si echan de menos un beso.
Por qué se callan tanto lo que sienten, cuando al fin y al cabo, ambos sexos queremos lo mismo.

Falsa navidad

Mirada que busca refugio
Un hogar donde la noche poder pasar
Abrigos recogidos en los vertederos
Sirven a su cuerpo de consuelo, pues el frío aliviará.
Se llena de colorido y luces la gran ciudad
El gentío avanza no se sabe adonde
Comprando regalos y objetos
Para regalar en navidad.
Pasan desapercibidos aquellos cuerpos
Que tiritando bajo el puente se encuentran
Sin comida, sin casa, sin una peseta
Donde su única compañera es la soledad.
Reinan las confusiones en este año
Diciembre de nuevo llega
Pero esta vez haciendo más daño
Sin poder celebrar con entusiasmo
Eso que nos venden los diarios
Como “falsa navidad”.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Tiempo muerto

Córtate con un cuchillo varias líneas en el cuerpo hasta que derramen un poco de sangre como si quisieras expirar tu desasosiego por ellas.
Échales limón y sal, escuece, grita.
Apriéta con tus frágiles manos el dolor que te produce como si pudieras aliviarlo, pero no lo conseguirás.
No lo conseguirás al igual que no lo conseguirás si la herida es del alma.
Puede escocer y dolerte, pero por mucho que intentes buscar la parte clave para aliviarla, no lo encuentras, porque no existe. No existe el botón de reset que pudiera borrarlo todo y empezar de cero. No existe el medicamento certero que te restablezca farmacológicamente las heridas mentales que te ha producido el dolor.

Te queda el asumir el dolor, cuando asumes el sentimiento y aquello que te enfrasca en ti, cuando lo aceptas y lo haces parte de ti, es cuando desaparece.

A veces nos volvemos loco, encontrando la solución a nuestro problema fervientemente, puesto que nos hace daño, o nos encontramos muy perdidos, y no sabemos qué camino tomar.

Podemos hablar con alguien, pegarnos contra la pared o pasar las tardes enteras llorando viendo películas de amor.

Que cuando llegue la noche, seguiremos con la misma confusión.

A no ser, que te hayas mirado al espejo, te hayas reconocido a ti, a tu valor, a tu camino y lucha por estar mejor.
Hayas visto la parte buena de ti, lo que podrías ser si no te hubieras estancado ahí.
Y entonces empieza a teñirse de colores el cristal, reflejando en ti, de nuevo, una sonrisa.

Y vuelves a abrazar la almohada de nuevo esa noche, y a suspirar, pero esta vez de alivio.
Y vuelves a soñar, esta vez, sola, pero no menos feliz que con él.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Cobarde

Reconozco que soy cobarde.
Tengo unas ganas de escapar de aquí que nunca imaginaría que las tuviera.
Y tengo la oportunidad de hacerlo más cerca que nunca.
Dentro de cuatro días me voy a otro país, por poco tiempo.

Pero quiero que sea una oportunidad para mi vida, para separar sentimientos y pensamientos que los tengo tan arraigados al sitio donde vivo, y aprovechar para tomar distancia de estas ideas que no paran de correr por mi mente, y dar lugar a sentir cosas nuevas, a incorporar sentimientos nuevos en mi cuerpo que no ha tenido la oportunidad de experimentar.

Sería mejor afrontarlo desde aquí, o al menos lo más valiente y sano, y creo que he estado muy cerca de conseguirlo.
Pero el irme de aquí, me va a dar nuevas oportunidades y más fáciles.

Sentir.
Soñar.
Vivir.

Guardar tu vida pasada en un cajón.
Y empezar a rellenar otro de nuevas vivencias.
Disfrazarme de algo que no soy yo para creerme que si lo soy.

Quiero ser yo, recuperarme.
Quiero darme el valor que tantas veces me quitaba y lo realzaba tanto en los demás.

Siempre serás como eres.
Siempre seré como soy.

Tu no cambiarás por mi.
Yo no cambiaré por ti.

Distorsiones

No busques culpables en una historia, puesto que lo que suele ocurrir es que cada uno ve las cosas de forma diferente, y hay veces en que la comunicación no basta para equilibrar la comprensión entre los dos polos.

No te culpo, cuando digo que ya no te quiero, aunque por dentro pienso que ojalá hubieras apostado por la relación como lo he hecho yo.

No te culpo, cuando te has tirado meses sin llamarme, y yo como una tonta, inicitaba a vernos, y cuando nos veíamos me decías que me echabas de menos, aunque nunca lo demostrabas.

No te culpo, de tu alejamiento de distancias desde hace tanto tiempo, que conllevó a que todo se apagara y ya no hubiera reversibilidad en las circunstancias.

No te culpo, por aparecer en todas las canciones de desamor que escucho y te vea a ti como el protagonista.

No te culpo por no haberme querido, ni por haber querido estar conmigo más tiempo de tu vida.

Nadie es culpable, imagino.
Yo no tengo lo que quiero, y tú no me has querido.

Solo te considero culpable de no haberme avisado, de no haber sido claro conmigo en un primer momento, de haberme dado constantemente ilusiones cuando sabías que todo era mentira. De eso si te culpo.

Pero ya se está yendo Diciembre, y con ello el año. Tan solo tengo que sacar fuerzas una vez más, y todo habrá pasado.
Tú, tus momentos conmigo, mi amor se habrá ido con tus recuerdos, y así empieza de nuevo mi vida en el próximo año.

Hasta pronto.