domingo, 7 de julio de 2013

La primera vez que te conocí

Nervios rebosantes comprimidos en el vientre
cuando faltan tan sólo segundos para verte.

Puede que me encantes aún sin conocerte,
sin haberte visto antes,
sin que mis dedos hayan tenido oportunidad alguna de rozarte.

Tan sólo era imaginarte,
y llenar de sensaciones todos mis sentidos,
imaginándome si mis latidos latirían tan fuerte como presentía.

Pero fue mucho más cuando te conocí,
cuando pude ponerte un rostro real,
cuando pude rodear con mis brazos a alguien de verdad
que había imaginado en mi mente tantas veces.

Tu cuerpo era el sostén perfecto
para aguardar tu maravillosa persona.

Tu piel llena de magia
conseguía con poco trabajo
que los poros de mi piel se alegrasen
si tus dedos los rozaban.

Ni que decir de lo que más me gusto de ti,
el conjunto de tu persona.
Red de generosidad y felicidad unidos en una sola.
Bienestar personal que proyectado a los demás,
infunde una bendita aura.

La primera vez que te conocí,

deseé no dejar de conocerte nunca.

martes, 2 de julio de 2013

Desintoxicación

Me he desintoxicado de ti. Por fin.
Ya he superado el síndrome de abstinencia.
Creo que después de la experiencia no hay droga alguna en el mundo equivalente a ti.
Adicción psicológica suprema.
Mi cabeza y mi cuerpo necesitaban de ti. Constantemente.
Tras varios rechazos, tras no poder obtenerla en otro sitio diferente, enfermé.

Se volvían secos mis ojos, la tristeza más sombría se ocultaba tras ellos.
Las palabras se reducían a las limitaciones del momento.
Las sonrisas parecían que costaban dinero en ese rostro tan serio.
El corazón enmudecía de tanta falta de amor, vestido de duelo.

Eras mi droga y mi factor de sumo riesgo.
Deuda que obtuve al consumirte, de alto precio.

Pero tras todo eso, ya supero el verte, el que me hables,
pero impido que me toques a riesgo de que vuelva a consumirte,
a riesgo de nuevo volver a intoxicarme,
a riesgo de nuevo de pagar la deuda,
que por enamorarme, me dejaste.