miércoles, 24 de febrero de 2016

Metaforo

Hay pezones en tus palabras,
semen en mis abrazos,
sábanas perfumadas de tu olor corporal.
Hay pasión en mi sudor,
gemidos como forma de comunicación,
cristales con vaho reflejando calor en este pleno invierno.
El verbo excitarse cumple bien su acción,
la erección lo acompaña como sustantivo
y el sujeto que lo lleva acabo somos tú y yo.
Hay dedos viciados de deseo
órganos pidiendo sexo,
corriéndonos; el predicado.
Dime tú si no saqué sobresaliente en lengua
si me sé toda la sintaxis de tu boca.

Maneras de quererte

Te quise a ratos, cuando me tocabas con palabras, me besabas con miradas y me hacías el amor sin tocarme un ápice.
Te deseé otros pocos, cuando tus cálidas manos rozaban mi columna vertebral con su debido tacto.
Cuando me matabas mordiéndome los labios, o conectábamos las partes de nuestro cuerpo de las que somos complementarias.
Te amé otras tantas, cuando me entregaste todo de ti como un libro abierto en el que me dejabas descubrirte en cada página,
cuando sabías que estaría ahí antes de decirte que te necesitaba.
Sé que nuestras piezas de forma casi perfecta encajan.
Y por último te adoré, sin altar y sin rezarte, adoré sin más tu modo de ser, que ya lo quisieran otros muchos dioses.