lunes, 26 de noviembre de 2012

Conversión

Conviértete en los besos que despiertan las ansias de encontrar a esos labios y poderlos besar.

Conviértete en aquellas sábanas de dos cuerpos abrazados que guardan tanto calor que evaporan el aire, empañando de vaho los cristales de la ventana.

Transfórmate en la sensación que siente aquel chico de la clase marginado cuando se estremece al verla pasar y saber que no existe ninguna posibilidad de que se fije en él.

Conviértete en los deseos de alguien de revivir recuerdos pasados cuando era feliz con quien compartía su vida, anhelando esos momentos y pensando que por qué ya no era como antes.

Conviértete en aquel envase del preservativo, que queda olvidado en el suelo, mientras su interior está siendo utilizado por una pareja que lleva una semana sin verse y ahogan sus ganas en la cama.

Transfórmate en aquel beso cálido, que posándose en las mejillas es capaz de transmitir un conjunto inmenso de emociones.


Sé aquellas miradas que buscan encontrarse en el pasillo de dos personas que se atraen pero no saben dar el paso.

Conviértete en aquella foto romántica de aquel primer viaje juntos que derrocha la felicidad de unas personas satisfechas y felices que no quisieran cambiar por nada aquel momento.

Conviértete en la respiración agitada, que, rozando casi la oreja de otra persona, transmite su placer mientras practica el acto sexual.

Transfórmate en la sensación de dos manos que se rozan por primera vez, ruborizando a las personas que lo realizan.

Conviértete, siente, transfórmate en un abrazo sincero de dos amantes que se reencuentran y deseaban fervientemente volver a encontrarse.

Si eres capaz de sentir todas estas cosas, entonces sabes lo que es el amor.

lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Ignorancia?

Creo que en la mayoría de los casos somos muy ignorantes en todos los sentidos.
Algunos, tan solo leer ésto pensarán internamente: "ignorante serás tú, no yo", y ya se habrán indignado tan solo al principio.
¿Qué sabemos del mundo y de la vida, si solo conocemos nuestro rutinario día a día realizando las mismas actividades, rodeados de las mismas personas frecuentemente?
Leyendo libros, cada cual con su punto de vista que no sabemos si es correcto o no, escuchando a unos profesores que pretenden hacer una sociedad mejor, pero en la que perviven los mismos males y prejuicios que siempre, con una televisión con una visión, cuanto menos, poco parcial haciendo caso a intereses políticos que la subvencionan, y con unos padres, que poco abiertos, repiten de forma inconsciente los modelos tradicionales y algo retrógrados de lo que han vivido.

No culpo a nadie ni quiero hacerlo, quiero despertar intereses, abrir la mente a nuevas posibilidades y pequeños cambios, empezarnos a preguntar si lo que estamos haciendo es correcto.

Solo pequeños cambios,como leer libros de ámbitos que siempre nos hayan reportado cierta desconfianza, asuntos de los que hemos opinado multitud de veces, y sin embargo nuestro desconocimiento acerca de lo que defendemos es grande.
Informarnos sobre cosas que no hemos creído o tenido fe, libro de posiciones contrapuestas a la nuestra, investigar si las ideas que tenemos del mundo son correctas, si aquello que nos han contado y hemos creído y difundido, es verdad.

Si aquella noticia que vemos en televisión cuenta la verdad, o su verdad.

Adquirimos pronto una forma de pensar y la hacemos en la mayoría de los casos, inmodificable sin dar la opción, a averiguar si eso en lo que hemos creído mucho tiempo es la verdad.

Basamos nuestra vida en discusiones y en una mala comunicación permanente por querer llevar la razón en momentos absurdos, por querer ver la realidad con una postura diferente.
¿Dónde queda esa curiosidad que teníamos de pequeños de aprender cosas nuevas? Ahora, en lugar de eso, tenemos miedo a que alguien nos pueda decir que no tenemos razón en lo que sabemos/pensamos. Miedo a que nuestras teorías se derrumben, cuando no tienen más solidez que la que nosotros le proporcionamos.

Los seres humanos somos variados, pero para aprender nuevas cosas y llegar a acuerdos, negociaciones. No para hacer más enemigos ni defender con más fiereza aquello que pensamos.

Faltan dosis de tolerancia, falta compartir, falta dar para poder recibir y estar abiertos a ello.
Falta que la gente sueñe con cosas imposibles y piense que puedan existir, porque pueden ser tan reales como las que ya conocemos.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Llueve

Llevo demasiado tiempo con los ojos apagados, con una desmotivación y un aletargamiento continuados. La lluvia desciende sin llegar a tocarme, la observo a través del cristal para no mojarme. Salpican los coches el agua de los charcos devolviéndola de nuevo al asfalto. Decido escribir pues es la mejor manera en la que me puedo evadir. Algunas veces pienso que si el papel tuviera que reflejar todos los sentimientos que he puesto en él, me quedaría vacía de ellos. Máximo confidente y menor traidor, manteniendo mis secretos guardados en tinta sin ninguna compensación. Vuelve el papel a escupirme otra vez mi fiel reflejo. Vuelve a revivir aquellas emociones que están muy adentro. El autobús, pasa muy deprisa dificultándome escribir mis sentimientos. Vuelve el pasado a recordarme lo que he sido, recordándome que nada he olvidado, que todos los hechos de mi vida siguen vivos en mí. A veces, motivándome a luchar por un mejor presente; otras, sin embargo, me pesan los sucesos marcados en la memoria que tienen mayor peso. Y ahora estoy aquí, intentando ser neutral en esta lluvia de tormenta, desperdiciando el tiempo en grabar mis letras en el trayecto de un autobús que me devuelve a mi vida real.

Una historia cualquiera

Esto no es una historia de amor, es una historia cualquiera de dos seres humanos que acampan en su corazón: cariño, alegrías y tristezas. Un día el destino los cruzó e hizo que se conocieran. Brilló la atracción entre los dos y su unión fue cogiendo fuerza. Viven la vida los dos de formas demasiado diversas pero se adaptan para crecer juntos en la misma senda. Compartían intereses; música, fotografía y algunas formas de vivir parejas. Mantuvieron durante un tiempo una relación estrecha. Hasta que un día algo falló. Faltaba comunicación y ya no había tantas charlas amenas, ni tanto tiempo compartido, ni palabras de amor con frecuencia. Lo que antes fue amor, se convirtió en tristeza. Lo que era alegría se convirtió en dolor, convirtiendo el paraíso en una trinchera de guerra. Pasaron los meses y se mantenían las turbulencias. Ella deseando recuperar el tiempo perdido, él dejándolo pasar para comenzar su nuevo camino. La chispa se mantenía pero la llama no se volvió a encender. El tiempo maravilloso se mantuvo ahí, en los recuerdos, para no poder olvidarlos ni apartarlos de la memoria, convirtiéndose así, en una bonita parte de mi biografía. Esto no es una historia de amor, es una historia cualquiera.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Negativo

Que si están sus ojos apagados, no sé por qué. No sé por qué todo esto era necesario. No sé por qué hay cosas imposibles, cuando intento hacer lo posible para que no lo sean. Las llamas de las velas que enciendo por casa buscan encenderme levemente aquellas zonas que llevan tiempo apagadas, alentándolas a vivir y a aprovechar todo el cuerpo en su conjunto. Lo físico no se puede despegar nunca de lo emocional, y viceversa. Me da miedo salir y que me noten esos sentimientos tan negativos que habitan conmigo. Intento yo taparlos, esconderlos, borrarlos. Pero siempre vuelven a surgir. Cuando no entiendes por qué suceden las cosas, el golpe es aún mayor, porque no te lo esperas. Y cuando no le encuentras alguna explicación, ni te la dan, exaspera. Piso fuerte con un pie, luego otro, pero a la siguiente pisada, mis fuerzas flaquean. No sé donde quiero ir, ni dónde quiero estar. No tengo claro nada ya, y me vuelvo a rendir. Hasta la próxima.