lunes, 26 de noviembre de 2012

Conversión

Conviértete en los besos que despiertan las ansias de encontrar a esos labios y poderlos besar.

Conviértete en aquellas sábanas de dos cuerpos abrazados que guardan tanto calor que evaporan el aire, empañando de vaho los cristales de la ventana.

Transfórmate en la sensación que siente aquel chico de la clase marginado cuando se estremece al verla pasar y saber que no existe ninguna posibilidad de que se fije en él.

Conviértete en los deseos de alguien de revivir recuerdos pasados cuando era feliz con quien compartía su vida, anhelando esos momentos y pensando que por qué ya no era como antes.

Conviértete en aquel envase del preservativo, que queda olvidado en el suelo, mientras su interior está siendo utilizado por una pareja que lleva una semana sin verse y ahogan sus ganas en la cama.

Transfórmate en aquel beso cálido, que posándose en las mejillas es capaz de transmitir un conjunto inmenso de emociones.


Sé aquellas miradas que buscan encontrarse en el pasillo de dos personas que se atraen pero no saben dar el paso.

Conviértete en aquella foto romántica de aquel primer viaje juntos que derrocha la felicidad de unas personas satisfechas y felices que no quisieran cambiar por nada aquel momento.

Conviértete en la respiración agitada, que, rozando casi la oreja de otra persona, transmite su placer mientras practica el acto sexual.

Transfórmate en la sensación de dos manos que se rozan por primera vez, ruborizando a las personas que lo realizan.

Conviértete, siente, transfórmate en un abrazo sincero de dos amantes que se reencuentran y deseaban fervientemente volver a encontrarse.

Si eres capaz de sentir todas estas cosas, entonces sabes lo que es el amor.

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