jueves, 8 de noviembre de 2012

Llueve

Llevo demasiado tiempo con los ojos apagados, con una desmotivación y un aletargamiento continuados. La lluvia desciende sin llegar a tocarme, la observo a través del cristal para no mojarme. Salpican los coches el agua de los charcos devolviéndola de nuevo al asfalto. Decido escribir pues es la mejor manera en la que me puedo evadir. Algunas veces pienso que si el papel tuviera que reflejar todos los sentimientos que he puesto en él, me quedaría vacía de ellos. Máximo confidente y menor traidor, manteniendo mis secretos guardados en tinta sin ninguna compensación. Vuelve el papel a escupirme otra vez mi fiel reflejo. Vuelve a revivir aquellas emociones que están muy adentro. El autobús, pasa muy deprisa dificultándome escribir mis sentimientos. Vuelve el pasado a recordarme lo que he sido, recordándome que nada he olvidado, que todos los hechos de mi vida siguen vivos en mí. A veces, motivándome a luchar por un mejor presente; otras, sin embargo, me pesan los sucesos marcados en la memoria que tienen mayor peso. Y ahora estoy aquí, intentando ser neutral en esta lluvia de tormenta, desperdiciando el tiempo en grabar mis letras en el trayecto de un autobús que me devuelve a mi vida real.

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