miércoles, 19 de diciembre de 2012

Me gustan los zapatos

Me gusta fijarme en los zapatos, es un gesto tan absurdo como fumar, sin sentido lógico, pero lo hago.
Es algo que puede identificar los pasos de cada persona, cada desprendimiento de tela es un paso mal dado, una suela gastada es un mundo entero andado; cuántas pisadas andadas, cuántos buenos y malos pasos, cuánto recorren unos zapatos..

Me gustan los zapatos por la mañana, cuando protegen mis pies descalzos al incorporarme de la cama, y salir con los de calle puestos a andar mil pasos..
Me gustan mis zapatos cuando me los pongo y sé que voy a pasar un buen rato, el momento de ponértelos es predecir lo que viene luego cuando los tienes puestos y te diriges hacia el lugar donde lo tienes todo idealizado.

Me gustan los zapatos cuando entramos en acción y los perdemos por la habitación, convirtiéndonos en esas fieras salvajes que rebelan su otro yo, causándonos reacciones eléctricas por el cuerpo, donde nos transformamos en "amor".

Me gustan los zapatos cuando me los quito mientras me desvisto para entrar en la ducha con el agua ya templada, con el calentador desprendiendo calor por la habitación, ya empañada.
Me propongo la entrada al agua, desprovista de ropas, con la mente en alerta pensando en mil cosas que me rondan la cabeza. Momento en el que soy yo, sin complejos, sin nadie, sin dudas que se marchitan a medida que el agua baja, como si cada gota que recorriese mi cuerpo hasta acabar en el suelo, fuera una idea o un recuerdo.

Me gusta cuando nos vamos a dormir, descalzos, sin zapatos,para entrar en la cama, cuando ya hemos estado todo el día corriendo, intentado seguir el ritmo de vida, que a veces, a destiempo, hace que nos coman las prisas. Volvemos al colchón con la ca(l)ma a cuestas, donde todo corre por nuestra mente en forma de reacción volcánica, donde la lava se transforma en los pensamientos que se tornan en la cabeza, destrozando y construyendo lagunas mentales nuevas, descubriendo nuestros sueños y realidades, nuestros miedos y tempestades.

Si te das cuenta, cuando más vivos nos sentimos es cuando estamos sin zapatos, por eso me gustan tanto.

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