A veces me lanzo
de los precipicios, a esos a los que nunca puedes volver a escalar.
A esos, que una
vez que te tiras lo apuestas todo en ello sabiendo que pierdes muchas cosas que
dejas atrás, que se quedaron justo en el borde en cuanto te tiraste.
Y lo arriesgas
todo.
Sin saber si la
vida allá abajo será más cómoda, más bonita, o tendrá también cosas que te
hagan feliz, mínimo como antes.
Claro que hay
pánico.
Es como estar en
la superficie de un grandísimo edificio e inclinarse a ver la vida de abajo.
Tu vida pasa en
segundos por delante.
Me aterroriza
perder la vida, me aterroriza perderlo todo.
Pero cuando lo
que tienes no es suficiente, no te completa, no te hace del todo feliz, te
arriesgas a perderlo todo y empezar de cero, confiando, que ésta vez, va a
salir bien.
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