domingo, 12 de mayo de 2013

Circunstancias

Y duele como las cosas que duelen.
Como el dolor que no puedes explicar con palabras, sino con lágrimas.
Como el dolor que no entiendes por qué duele, pero duele.
Acechando a tus miedos más profundos,
arrancando y reabriendo tus miedos y deseos,
desechándotelos.
Duele como el recuerdo vivo de los sucesos que no vas a volver a revivir,
esos que te encantaron,
esos que hicieron derramar lágrimas de felicidad en tu vida,
esos que te dieron sentido.
Y ya no están.
Por eso duelen.
Porque es imposible sacarte de la cabeza aquello que te hizo tan feliz.

Y tienes que vivir día a día conformándote con recordarlo, sin dar la posibilidad a siquiera soñar a que pueda ocurrir de nuevo, porque cada día te haces más consciente de que nunca más tendrás la posibilidad de rozar siquiera un ápice de la realidad igual al que era.

¿Y tú que haces para no echar de menos aquello que sentiste en la misma intensidad que yo?




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