No puedes comprar mi tiempo, ni mis
ganas.
Ni siquiera puedes obligarme a quiera
compartir un intervalo de tiempo contigo.
No puedes gritar mi nombre en un monte
desolado,
porque ni siquiera en ningún momento
del año
vibrará mi nombre tu mente.
Cambiaste el no querer por el no poder,
excusando los momentos en que no me
querías ver
con una cantidad de eventos concurridos
que requerían tu persona.
Cambiaste los silencios por distancia,
los halagos por palabras vanas,
el amor por la desgana.
Un querer verme por no recordarme,
besos que desprestigiastes,
caricias que ya no me dabas
amor que me arrebataste.
Mi cuerpo aún te requiere
en todas y cada una de las formas,
le digo que no volverás,
pero parece darle igual,
todas las noches al lado de la cama,
enciende una vela para vislumbrarte,
el día que él sueña con que vuelvas.
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