domingo, 27 de enero de 2013

A prueba de balas invisibles


No sé donde colocar la barrera de prohibido el paso para que en ninguno de los casos acabes queriendo algo de mi.
No sé en que límite debo dejar la puerta entreabierta para que tus pies no entren en mi vivienda sin mi permiso.
No sé como avisarte de que atreverte a acercarte tanto puede causar lesiones en tu ser.
Por saber sé, que no es la primera vez que suena la alarma de aviso de que alguien se acerca sin previo aviso alterando mis esquemas que suelen estar en calma, a pesar de mi mente turbulenta.
En lo casos de amor sin embargo, tengo la frontera tapiada, para que ni la mayor de las almas pueda traspasarla.
Y llegas tú, creyéndote un valiente guerrero dispuesto a derribar todos los muros sin saber que son invencibles, pues yo los sustituyo de un modo rápido para evitar accidentes, como encontrarme dentro a gente que no ha sido llamada.
Y sé que todo esto no lo sabes porque nunca te lo he dicho, por no querer bloquear tus impulsos pero a mi me resulta engorroso perpetuar esta barbarie cuando ya sé el camino.
Te topaste con él, pero no soy tu destino.
Te crees que no noto la forma en la que te comportas cuando te paro los pies, las veces en que lo intentas otra vez, por si en un segundo, un atisbo de ti pudiese colarse en mis terrenos.
Pero yo te observo y te entiendo, pero esta no es tu parada, tan solo un espacio que compartimos en el periodo que nos conocimos y ayudo a reconciliarte contigo mismo.

Buenas noches, bienvenido hacia delante te espera tu camino, este solo era el periodo de descanso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario