miércoles, 20 de febrero de 2013

19/2/2013

Vienes, y en tu rostro observo el aspecto de hombre cansado, cansado de mis distancias, de mi desapego por todo y mi frialdad para ti, incomprensible.
Cansado de pensar que mañana tal vez cambie de opinión y te diga que quizás me apetezca empezar lo que nunca existió.
Pero ahí vuelvo yo, sin volverte a engañar, diciéndote que no, que aterrices ya, no te voy a esperanzar así que no te ilusiones más, porque el momento que llevas esperando nunca llegará.
Que puedes vivir sin mí, que no soy más que una obsesión para ti, nada más allá de la realidad córporea y personal que has observado ya. No hay nada más que te pueda impresionar.

No quedan sueños en los que sea tu protagonista principal.
Te animo a que te animes a conocer, a que quieras aquello que tanto ansía tu ser.
Conocer a alguien con quien vivir, compartir y soñar, todo aquello que aunque no me creas, yo no te voy a dar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario