Te hablé del
equilibrio como tantas otras veces.
El dar y el
recibir.
El buscar y el
encontrar.
El querer tenerte
cerca y acercarme.
El querer verte e
ir a buscarte.
El riesgo de los
impulsos, que tantas veces me pasaron factura.
La noche y la
mañana. El sol y la lluvia.
Como somos ahora
en este momento.
Y no te lo dije,
pero lo sabes.
Y es mi culpa
ahora estar tan lejos.
Y es tu culpa
ahora por acercarte al fuego que quiere convertirte también en sus llamas cuando te
acercas.
Y aunque no nos
engañemos sabemos que podemos terminar en ninguna parte, pero prefiero que
seamos un final no bonito que un principio sin comenzarse.